trastornos del sueño
De la tercera a la sexta década de la vida, se produce una disminución lenta y gradual de la eficacia del sueño y del tiempo total de éste.
El sueño y la ancianidad
En la tercera edad, el sueño se vuelve más fragmentado y ligero y existe una disminución del tiempo total de sueño nocturno, reducción del sueño en ondas lentas (estadios 3 y 4) y del REM, con un aumento proporcional del sueño en estadio 2 y un mayor número de despertares nocturnos que en el adulto.
En el anciano aparece una mayor prevalencia de alteraciones del sueño, en gran medida como consecuencia del padecimiento de trastornos médicos o psiquiátricos, por lo que será necesario indagarlos en la anamnesis, para tenerlos en cuenta a la hora de su tratamiento.
El sueño va perdiendo, poco a poco, en calidad y cantidad conforme aumenta la edad, pero no ya por ella misma, sino por la influencia de las crecientes patologías orgánicas que van surgiendo, con lo que se hace más superficial, aumenta la latencia del sueño y disminuye el tiempo total.
El deterioro de la calidad del sueño es paralelo al daño estructural y a la disfunción del SNC, como puede medirse a través de pruebas que valoran el funcionalismo cognitivo y el flujo sanguíneo cerebral.
A medida que aumenta la edad, se produce un acortamiento del ritmo circadiano endógeno subyacente con tendencia a despertarse más temprano de forma progresiva, a lo que se añade la tendencia natural del anciano a acostarse también antes.
Trastornos de sueño más frecuentes en la tercera edad
1. Insomnio
La manifestación de sueño más frecuente en la población mayor de 65 años es el insomnio, que no hay que confundir con la fragmentación del sueño fisiológica que se produce con la edad. Una manera de diferenciarlo es que la fragmentación del sueño fisiológica permite una rápida conciliación del sueño, mientras que el insomnio no. Cabe destacar, que una fragmentación excesiva, también sería motivo de consulta con un especialista.
El insomnio en la tercera edad puede ser producido por muchas causas:
Enfermedades: Al hacernos mayores tenemos más probabilidades de padecer enfermedades crónicas que pueden interferir con nuestro sueño. Asma y otras enfermedades respiratorias, cardiacas, articulares y el dolor son causas frecuentes de trastornos del sueño.
Medicación: Al padecer enfermedades crónicas se administra medicación que puede alterar nuestro sueño. Si tomamos medicación por algún problema de salud, debería discutir con su médico la posibilidad que dichos medicamentos tengan efectos secundarios.
El abuso de la medicación en la población adulta para mejorar el sueño, es un problema importante. Estudios demuestran que algunos medicamentos utilizados frecuentemente para controlar el sueño, no funcionan bien para la edad adulta e incluso pueden empeorar los problemas del sueño.
Alcohol: Puede facilitar la conciliación del sueño pero al cabo de unas horas también facilita los despertares durante el sueño
Depresión: La dificultad para dormir, la fragmentación del sueño y el despertar precoz por la mañana pueden ser síntomas de depresión, frecuente en la edad adulta.
En algunas personas la depresión se instala de forma progresiva y la adaptan a un estilo de vida. La mala calidad de sueño puede hacer que la gente evolucione a un estado de desorden en la alimentación, comer irregularmente o perder el interés por las actividades de la vida cotidiana.
Perdida de la pareja: La pérdida de la pareja puede desencadenar en insomnio y depresión. Estudios demuestran que tres cuartas partes de los viudos presentan problemas de sueño un mes después de la muerte de su esposo/a, y un año después persisten los problemas de sueño en el 50%.
Otros: Problemas para dormir puede ser a veces por problemas fáciles de corregir, tales como: cafeína, comidas pesadas, ejercicio a última hora de la tarde.
2. Alteraciones respiratorias durante el sueño
2.1 Síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS)
Afecta a los hombres de entre 30-50 años principalmente y es más común en pacientes que fuman, beben alcohol y en personas con sobrepeso.
Ocurre cuando las vías aéreas superiores se ven obstruidas por una relajación de tejidos blandos de la faringe, impidiendo la respiración y ocasionando una caída en la saturación de oxígeno y/o a una fragmentación del sueño.
La hipopnea consiste en la disminucion del flujo aéreo por boca o nariz durante más de 10 segundos, el cual se acompaña de una desaturación de la oxihemoglobina. Una presencia del indice de apnea/hipopnea superior a 10 por hora, se considera anómalo.
2.2 Síndrome de apnea-hipopnea central del sueño
La apnea central del sueño se debe a una alteración del control nervioso de la respiración, en otras palabras, está abolido transitoriamente el estímulo central a los músculos respiratorios.
En algunos casos pueden encontrarse de manera conjunta, donde una apnea central es seguida de un componente obstructivo.
Los pacientes que presentan estos cuadros, se caracterizan por una excesiva somnolencia, con trastornos neurpsiquiatricos y cardiorespiratorios secundarios a los episodios de apnea o hipopnea.
Complicaciones
Los periodos de hipoxia e hipercapnia generan una alteración en la regulación del eje neuroendocino que genera finalmente una respuesta inflamatoria en el organismo la cual puede provocar o empeorar enfermedades cardiovasculares (hipertensión, insuficiencia cardíaca, arritmias, ACV o enfermedad arterial coronaria) y metabolicas (dislipidemia, diabetes).
Además, la somnolencia excesiva durante el día pueden ocasionar accidentes laborales o de tráfico.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es disminuir la fragmentación del sueño y la asfixia a repetición, estrés cardiovascular y aumento del trabajo respiratorio asociado con SAHOS.
Los tipos de tratamiento se pueden agrupar en: Higiénico (terapia postular, corregir el sobrepeso, evitar el alcohol, buena higiene del sueño) , Médico (farmacológico o mecánico - mascara CPAP-, dispositivos intraorales, BPAP) y Quirúrgico (distintas técnicas: traqueostomía, resección parcial del paladar (RPP), uvulopalatofaringoplastia (UPPP), cirugía de la base de la lengua mediante láser, osteología mandibular con recolección geniogiosa, técnicas de suspensión hioides, procedimientos de adelantamiento máxilo-mandibular y gastroplastía, indicada en el tratamiento del SAHOS asociado a obesidad mórbida, cuando la CPAP no es eficaz y la comorbilidad es importante) .
3. Síndrome de avance de fase del sueño
Se caracteriza por una necesidad de sueño irresistible, antes de la hora deseada, en las últimas horas de la tarde, y por despertarse muy temprano, a las 2 o las 3 de la madrugada, con imposibilidad de volver a conciliar el sueño.
4. Movimiento periódico de las piernas (PLMD)
Es una condición en la que las piernas de una persona y, en ocasiones, los brazos, se mueven repetidamente y sin control, mientras que él o ella está dormida. Estos episodios de circulación de la extremidad puede perturbar el sueño de la persona, causando el insomnio o la somnolencia diurna.
5. Síndrome de piernas inquietas
Se lo clasifica como una alteración intrínseca del sueño y presenta 4 características: deseo de mover las piernas, asociado en general a parestesias o disestesias, que en casos severos pueden extenderse al tronco o a los miembros superiores; disminución de las disestesias con el movimiento, por lo que los pacientes presentan inquietud motriz, ya sea estirándose, masajeándose las piernas, etc.; síntomas que se presentan o empeoran con el reposo; y existencia de un patrón circadiano, con empeoramiento de la sintomatología por la tarde o por la noche y mejoría por la mañana.
Es una condición crónica que se presenta con remisiones y exacerbaciones, a veces acompañada de alteraciones secundarias como insomnio, fatiga o depresión
6. Trastorno de la conducta en sueño REM
En este tipo de trastorno aparece una repetición con un contenido violento de los ensueños, acompañados de una actividad física violenta, como golpes, chillidos o patadas, proporcional y acorde a las escenas del sueño.
Ocurre durante el sueño REM, etapa en la que el sujeto debe experimentar una completa parálisis por la distensión del tono muscular, y a través de la polisomnografía, únicamente es posible revelar la conservación del tono muscular, que es la causa que posibilita la realización de movimientos.
La presencia de este trastorno se ha asociado al desarrollo de enfermedades neurológicas degenerativas en un 70% de los casos.
7. Bruxismo
El bruxismo nocturno es una actividad motora orofacial durante el sueño caracterizada por contracciones fásicas y tónicas de los músculos elevadores mandibulares. Se considera una parasomnia primaria de estado de sueño no específico, aunque puede predominar en la etapa 2 del sueño NoREM o REM.
El bruxismo, junto con el movimiento de piernas, la somniloquia, prevalecen en la adolescencia y edad adulta.
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