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diciembre 2023

Las pensiones mínimas y no contributivas subirán un 6,9% en 2024 y las de viudedad con cargas, un 14,1%

Fuente: abc.es. EFE

Desde 2024 y hasta 2027, una subida progresiva superior al IPC
La pensiones subirán un 3,8% en 2024 y aseguran un extra de 730 euros de media.

Las pensiones mínimas y las no contributivas, así como el Ingreso Mínimo Vital (IMV), subirán en 2024 un 6,9%, en tanto que la mínima de viudedad con cargas familiares se incrementará un 14,1%, desde los 905,9 euros actuales al mes hasta cerca de 1.033,6.

La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha informado de esta subidas en su cuenta de 'X' (antes Twitter), desde donde ha querido mandar un «mensaje de tranquilidad y garantía a los pensionistas de hoy y de mañana».

La segunda pata de la reforma de pensiones, aprobada en marzo de este año y centrada en la obtención de ingresos para garantizar la sostenibilidad del sistema, contemplaba mejoras en las pensiones mínimas contributivas.

En concreto, la norma establece que estas experimentarán, desde 2024 y hasta 2027, una subida progresiva superior al IPC para asegurar que, al final de dicho periodo, no sean inferiores al umbral de la pobreza calculado para un hogar compuesto por dos adultos.

Con esa subida del 6,9% se asegura un incremento superior al IPC para estas pensiones, pues la inflación media del periodo diciembre de 2022-noviembre de 2023 se situó, a falta de confirmarse el dato avanzado, en un 3,8%.

Será precisamente en este porcentaje, el 3,8%, en el que subirán las pensiones contributivas el próximo año, en función de la reforma que se aprobó en la anterior legislatura y que liga las pensiones a la evolución del IPC.

Con la subida del 6,9% contemplada para 2024, las mínimas contributivas aumentarán aproximadamente entre 16,5 y 100 euros al mes, según la clase de pensión y de las circunstancias personales. La de viudedad con cargas familiares lo hará en mayor medida, con 127,7 euros mensuales más que en 2023, como resultado de su revalorización en un 14,1%.

Reunión el lunes con los agentes sociales

La nueva ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha convocado para el próximo lunes a las 10.30 horas a los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, y a los presidentes de CEOE y Cepyme, Antonio Garamendi y Gerardo Cuerva, según han informado a Europa Press fuentes sindicales.

Será la primera reunión formal de la ministra con los líderes de los agentes sociales en la mesa de diálogo de Seguridad Social desde que asumió el cargo en sustitución de José Luis Escrivá.

Saiz afronta en esta legislatura varios retos heredados de las reformas de pensiones acometidas en la etapa anterior, así como otros nuevos recogidos en los compromisos adquiridos por el PSOE para lograr la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

El anterior ministro del ramo llevó a cabo en la pasada legislatura varias reformas de calado para el sistema de pensiones, algunas con el concurso de los agentes sociales, y otras con el respaldo único de los sindicatos, que habrán de seguir desplegándose en el próximo periodo.

Durante la toma de posesión de su cartera, la ministra Saiz se comprometió a seguir mejorando las pensiones mínimas y no contributivas, a incrementar la hucha de las pensiones y a culminar la regulación de la jubilación anticipada para las profesiones especialmente duras o penosas.

La nueva ministra de Seguridad Social señaló, además, que en esta legislatura será «clave» seguir desplegando la reforma de pensiones, el nuevo sistema de cotización de autónomos y los planes colectivos, «hitos muy relevantes» de la pasada legislatura.

Dos biomarcadores en la saliva permite diagnosticar el dolor en personas con demencia

Fuente: lavanguardia.com. EFE

La presencia de dos biomarcadores de dolor y sus niveles en saliva permite diagnosticar el dolor en personas con demencia y problemas de comunicación de manera eficaz y no invasiva.

Un equipo del Departamento de Enfermería de la Universidad de Córdoba, en colaboración con la Universidad de Jaén, ha permitido mostrar el uso de la saliva como un método eficaz y no invasivo de detección del dolor en estos pacientes, según ha informado este martes la institución académica cordobesa.

El trabajo, desarrollado por las investigadoras Vanesa Cantón y Pilar Carrera y el investigador Manuel Rich, describe los niveles de los biomarcadores de dolor sTNFRII (receptor del Factor de Necrosis Tumoral) y sIgA (inmunoglobulina A) en muestras de saliva de pacientes mayores de 65 años con diagnóstico de demencia en estadio moderado-avanzado e incapacidad de comunicación, respecto a un grupo control de mayores de 65 años sin demencia.

Esta herramienta permite complementar escalas observacionales de dolor y valorar el mismo de una forma sencilla y no invasiva, lo cual facilitaría al personal sanitario y cuidador conocer la situación del paciente y el empleo de la correspondiente analgesia si fuera necesaria, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.

El factor sTNFRII y la inmunoglobulina sIgA se relacionan con el dolor a través de la inflamación y ese proceso inflamatorio está relacionado con la demencia.

"El hecho de que podamos determinar estos biomarcadores en saliva es muy atractivo, ya que la mayor parte de las personas de las que hemos podido obtener las muestras estaban en un estado muy avanzado, encamadas con demencia avanzada, por lo que cuanto menos molesto e invasivo sea para el paciente la obtención de la muestra, mucho mejor", ha explicado la investigadora Pilar Carrera.

Hasta ahora, la forma habitual de detectar el dolor en pacientes con comunicación reducida era usando la escala PAINAD, una metodología observacional del dolor en demencia avanzada, validada recientemente al español por este mismo equipo de investigación, y que se basa en cinco indicadores conductuales: respiración, vocalización, expresión facial, lenguaje corporal y consolabilidad.

Así subirán las ayudas a la dependencia en 2024: ¿de cuánto será el aumento según el grado?

Fuente: as.com
Autor: Óscar Pino

En el año 2024 las ayudas a la dependencia se verán incrementadas y el gobierno calcula que alrededor de medio millón de personas pueden verse beneficiadas

Las ayudas a la dependencia aumentarán el año que viene en función del grado de afectación que se tenga. La Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia siempre ha generado polémicas desde su aprobación en 2006, por el uso que han dado de ella los diferentes gobiernos.

Esta ley, más conocida como ley de dependencia, fue aprobada y considerada una de las medidas estrella durante primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, que estuvo al mando del gobierno del partido socialista desde 2004 hasta 2011.

Las ayudas están reguladas en función del grado de dependencia que tenga la persona que requiere de cuidados. La dependencia puede estar dada por edad, enfermedad o discapacidad que provoquen una pérdida de autonomía física, intelectual, mental o sensorial, precisando así de la atención de otras personas, como recoge la propia ley.

Así será la subida de las ayudas a la dependencia

El decreto ley publicado en el BOE a finales del pasado mes de julio recogía una subida de un 16,7% de las ayudas para la dependencia, aunque hay que tener en cuenta que el aumento irá de la mano con el grado de dependencia, por tanto no en todos los casos el incremento de la cuantía será el mismo.

El gobierno de España calcula que esta medida puede beneficiar a un total de 500.000 personas, una cifra reseñable que esperan que tenga un impacto positivo en relación al cuidado y la atención de las personas dependientes.

¿Cuánto aumentarán las ayudas a la dependencia en función del grado?

Cada incremento de la cuantía de las prestaciones estará sujeto al nivel de dependencia de la persona que lo requiera. Estas son las cantidades en las que aumentarán las ayudas, con unos mínimos establecidos de 100€ para la dependencia de grado I, 200€ para la dependencia de grado II y 300€ para la dependencia de grado III.

Ayudas para cuidados de personas dependientes en el entorno familiar

180€ para el grado I.
315,9€ para el grado II.
455,4€ para el grado III.

Servicio de atención residencial

313,5€ para el grado I.
445,3€ para el grado II.
747,25€ para el grado III.

Servicio de centro de día

445,3 € para el grado I.
747,25 € para el grado II.
747,25 € para el grado III.

Vasculitis: qué es, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Fuente: informa.com

Qué es

El término vasculitis engloba un conjunto de enfermedades en el que la característica principal es la inflamación de los vasos sanguíneos (arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas). Como consecuencia de esa inflamación se produce una disminución del flujo vascular o incluso una interrupción completa del mismo.

El función de la localización de los vasos afectados, su diferente tamaño y los distintos hallazgos histológicos objetivados en la biopsia se han identificado 11 tipos distintos de vasculitis.

Síntomas

Los síntomas generales de esta enfermedad inflamatoria suelen ser fiebre, cansancio, pérdida de peso, afección del estado general, y el desarrollo de manifestaciones clínicas locales como consecuencia de la disminución del flujo sanguíneo que se traduce en isquemia o infarto visceral por oclusión de los vasos sanguíneos (síntomas neurológicos, dolor abdominal, compromiso renal, etcétera).

Diagnóstico

Los expertos han identificado hasta once tipos de vasculitis en función de la localización de los vasos afectados, sus diferentes tamaños y los distintos hallazgos histológicos objetivados en la biopsia. Esta prueba es el método diagnóstico ideal y unida a los otros datos clínicos, analíticos y pruebas de imagen darán la clave diagnóstica, difícil de averiguar en muchos casos.

Origen

El origen de esta patología permanece todavía incierto
, salvo en el caso de la vascultitis leucocitoclástica por hipersensibilidad, en la que se puede identificar una causa desencadenante (fármacos, infecciones víricas o bacterianas, o proteínas heterólogas en el caso de la enfermedad del suero).

Las vasculitis pueden desarrollarse prácticamente en cualquier edad, si bien con algunos matices. La enfermedad de Behçet y la arteritis de Takayasu suelen aparecer en torno a los 20-30 años. Otras como PAN, PAM, enfermedad de Buerger, vasculitis granulomatosa alérgica (Churg- Strauss), granulomatosis con poliangeítis (Wegener) y vasculitis primaria del sistema nervioso central afectan predominantemente a pacientes entre 40 y 60 años de edad. En los extremos se sitúan la enfermedad de Kawasaki que afecta a niños y adolescentes y, la arteritis de células gigantes que afecta sobre todo a ancianos.

Tratamiento

Al igual que en la mayoría de las enfermedades en Medicina, se necesita individualizar los tratamientos. En el caso de las vasculitis esto es especialmente importante considerando el tipo del que se trate, el grado de afectación sistémica, así como de otros factores individuales del paciente como la edad, la presencia de otras enfermedades concomitantes, etc. Pero en general se precisa la utilización de inmunosupresores, como los esteroides a dosis medias o altas, u otros fármacos ahorradores de esteroides como el metotrexato, ciclofosfamida, azatioprina, micofenolato, etc. En los últimos años también se están empleando terapias biológicas, como el caso de rituximab y tocilizumab entre otros, con elevado éxito.

Cómo afecta a la vida del paciente

Como se ha comentado previamente, la afectación inflamatoria vascular provoca la aparición de síntomas generales como la astenia, pérdida de peso o fiebre y el desarrollo de manifestaciones clínicas locales según el órgano del que se trate como consecuencia de la isquemia («falta de riego») por la oclusión de los vasos. Así, se pueden tener entre otros, síntomas neurológicos como la pérdida de fuerza o parestesias, dolor abdominal, afectación renal en forma de insuficiencia renal, hipertensión arterial, afectación visual en la arteritis de células gigantes, disnea por afectación pulmonar, etc.

Por otra parte, los fármacos pueden provocar múltiples complicaciones como osteoporosis, infecciones, diabetes, esterilidad, etc.

Las pesas, básicas a los 60, 70 y 80 años: «Sólo salir a andar es caminar hacia un estado de enfermedad»

Fuente: abc.es
Aurora: Carlota Fominaya

Puche es autor del libro 'Entrenamiento de fuerza para personas mayores. Ejercicios y consejos para envejecer fuerte y con buena salud' (Amat)

Ni la artritis, artrosis, diabetes, o los años.

«No hay excusas para no hacer pesas cuando se trata de tu salud porque a través de las pesas y de la alimentación se puede, y se debe, prevenir y revertir severos cuadros patológicos», advierte Álvaro Puche, autor de 'Entrenamiento de fuerza para personas mayores' (Amat), donde comparte ejercicios y consejos para envejecer fuerte. «De hecho las mancuernas son más necesarias cuantos más años se cumplen», resume.

La idea de escribir este libro le surge a Puche fruto de su experiencia como entrenador personal en gimnasios, donde ve a diario «cómo las personas mayores lo único que hacen es subirse a la elíptica, ponerse a andar en la cinta o meterse en la piscina. Así solo pierden músculo, esto es lo que les hace viejos. Están andando o nadando hacia un estado de enfermedad. El hecho de pagar la cuota no te convierte en una persona sana, es imprescindible entrenar fuerza y la mayoría de la gente hace cosas que no le sirven para mucho».

A nivel social observo que la gente de edad asume que hacerse mayor implica hacerse viejo y convertirse en una persona débil, enferma, polimedicada, y que pierde la capacidad funcional. Cumplir años es algo inevitable. Biológicamente es algo natural, pero hacerse viejo es una condición que se puede entrenar y te permite llegar a la vejez sin perder calidad de vida. Y que fruto de eso, conseguir que la persona sea más o menos independiente y autónoma. Eso a su vez va a condicionar su psicología, su autoestima, su seguridad, la percepción que tenga de la vida y de los factores que le envuelven en su día a día», concluye.

A partir de la mitad de la tercera década de vida (hacia los 35 años), la persona empieza a sufrir un deterioro en su sistema fisiológico que, si no se pone remedio, puede conllevar el envejecimiento de todos los sistemas: perdemos mitocondrias, capacidad cardiaca, función metabólica, el páncreas, el hígado… En el ecuador de la tercera década de la vida empieza la pérdida de funciones del organismo.

El hecho es que cada vez hay más población mayor. Tenemos una pirámide poblacional claramente envejecida, donde los grupos de edades mayores de 50, 60 y 70 años son los más poblados. En este punto destacaría que el ser humano empieza a envejecer desde la juventud. Es importante saber que la manera de envejecer va a depender en gran parte de cómo una persona lleva a cabo su juventud y la mediana edad. Es decir, si a los 30 años llevo un hábito de vida malo, eso va a hacer que dentro de 20 años mi calidad de vida no sea tan buena como si yo a los 30 años tengo en cuenta que tengo que hacer ejercicio de fuerza y alimentarme bien.

-Ante esa tendencia decadente del organismo, usted defiende que podemos y debemos hacer mucho.

-Es necesario que el lector comprenda que, a pesar de que esa propensión es natural, podemos y debemos hacer mucho para que esa tendencia o bien se retrase, o sea lo más progresiva posible y no de golpe porque si no llegamos a un punto en que es muy complicado tener una buena salud. Insisto: como sabemos que la tendencia es a perder salud en el envejecimiento, tenemos que poner medios para que eso no ocurra o se dé lo más tarde posible.

-Muchos adultos no se dan cuenta de todo esto hasta los 50 años, cuando empiezan a llegar las 'facturas' (físicas).

-Nunca es tarde. Se ha demostrado que casi todos los procesos de pérdida en cualquiera de los sistemas en los que se haya empeorado el funcionamiento de nuestro organismo se pueden llegar a revertir llevando a cabo el entrenamiento y la alimentación adecuada: una diabetes de tipo dos, una cardiopatía, una densidad mineral ósea baja (osteopenia y la osteopetrosis), una artrosis… Cuando se pierde la salud muscular se pierde la salud orgánica. Si perdemos músculo estamos perdiendo todo: perdemos páncreas, riñón, hueso, salud renal, hepática, salud cardiaca, salud bacteriana…

El hecho de pagar la cuota no te convierte en una persona sana, es imprescindible entrenar fuerza.

-En su libro habla mucho de la importancia que tiene una buena salud bacteriana.

-Sí, porque tenemos más bacterias que células. Para no empobrecer nuestra salud bacteriana también necesitamos tener una buena salud muscular. Una artritis, una artrosis...tiene mucho que ver con tener una mala microbiota (población bacteriana intestinal). Es fruto también de que nos quedamos sarcodinapénicos (perdemos músculo y fuerza). A muchas de estas personas les recomiendan reposo. Pero el hecho de no hacer nada no es la solución; es cavar la tumba de la persona porque lo único que hacemos es seguir perdiendo masa muscular. Es una teoría basada en la Prehistoria de los dinosaurios. Afortunadamente, se ha visto desarticulada.

-La excusa número uno suele ser la de: «ya estoy muy mayor para eso»
.

-Siempre hay opción posible de hacer algo, hasta el último día de vida
. Perder músculo es perder salud y es algo que se debe atajar y solucionar. ¿Cómo? Haciendo ejercicio de fuerza, con una dieta hipercalórica e hiperproteica. Es la única forma de mejorar. Pero lo importante es que la persona empiece a hacer algo. Aunque sean dos series de 15 repeticiones de un determinado ejercicio, se van a dar cuenta de que el cuerpo es muy agradecido. Eso sí, destacando, subrayado en mayúsculas y con rotulador fluorescente que se hagan las cosas como se hacen y como toca.

-Entonces, ¿qué pasa con el cardio, el salir a caminar, nadar, etc.?

-Tradicionalmente se ha hecho una asociación entre personas mayores y entrenamientos con cargas muy ligeras, natación, caminatas, pedaleos, estiramientos… Esto no está mal e incluso es mejor que quedarse sentado en el sillón de casa frente a la TV. Pero hay que saber que no es suficiente para prevenir la sarcopenia. La actividad física diaria debe ser complementada con el ejercicio físico adecuado y adaptado al contexto de esa persona.

Es decir, se deben hacer las dos cosas pero fuerza siempre, teniendo en cuenta que la persona empeora si solo hace cardio y mejora si hace fuerza y gana potencia muscular. Porque si la persona mayor tiene poca capacidad, esta la puede ganar mediante el entrenamiento de fuerza, siempre siguiendo el primer principio que es el de no hacer daño. Pero si la persona mayor solo camina solo puede dirigirse hacia la enfermedad. Si esa persona saca a pasear el perro, el bien se lo está haciendo a su mascota, pero no va a mejorar su fisiología muscular. Al revés, va a empeorar porque hacer cardio no mejora la condición muscular a cualquier edad pero en especial cuando la persona es mayor. Insisto: el ejercicio físico no es lo mismo que la actividad física.

¿Dónde está la gente que tiene peor condición física? En la piscina, pero a su vez estar en la piscina no les lleva a mejorar nada, están empeorando en la mayoría de los contextos. Si se pasa la vida en un vaso de agua solo conseguirá que se le arrugue la piel de los dedos. El ejercicio de fuerza es el único que preserva la buena salud muscular.

-Las pesas pueden imponer a una persona mayor. ¿Cómo recomendaría usted empezar? ¿Y cuántos días?

-Las gomas en casa son una buena forma de empezar, pero no son una buena forma de continuar porque rápidamente la gente se adapta a ellas. Luego se debe ir a un gimnasio, que es el lugar en el que se dan las mejores condiciones para ejercitar. En el libro comento cómo arrancar en el salón, pero luego recomiendo acercarse a un profesional y apuntarse a un centro donde pueda guiarnos un buen profesional. En cuanto al número de días, al menos se tendría que hacer uno -si se hace lo que toca y como toca-, pero lo ideal serían dos o tres. Tenemos que estar fuertes, sin enfermedad, sin fracturas, sin caídas y sin depender de terceros.

-Se está tomando conciencia. De hecho, la seguridad social, desde el centro de salud, está prescribiendo el polideportivo.

-Hacer ejercicio físico es la medicina más barata y más eficaz. Cada vez hay más conciencia y en eso se ha ganado mucho. Si bien es cierto que todavía queda conquistar un poco más la salud física y que la persona se empodere en términos de salud y de ejercicio. Que la persona verdaderamente, coja las riendas de su propia condición física. Una de las cosas que destaco es que nuestra salud no merece seguir ningún tipo de moda o tendencia, tipo el ayuno. ¿Para que viene una persona a entrenar en ayunas? Hay que tener cuidado con el carisma de los llamados 'influencers', saben de transmisión pero no de conocimiento… Algunos transmiten mucho y aportan valor pero otros dicen barbaridades.

¿De qué depende la recuperación tras un ictus?

Fuente: cuidateplus.marca.com
Autora: María Sánchez-Monge

Los famosos que se han recuperado de un ictus totalmente (o casi), como Sharon Stone, Joaquín Sabina, Alberto Contador o María Escario, dan esperanzas a quienes están pasando por este trance. Pero no todo son casos de éxito, ya que intervienen diversos factores y algunos son especialmente decisivos. Algunos, como Sharon Stone, se recuperaron casi totalmente, aunque con mucho esfuerzo. Otros, como Richard Nixon, no sobrevivieron al accidente cerebrovascular.

Los factores que determinan la supervivencia y la recuperación tras un ictus son diversos, aunque algunos de ellos son decisivos y otros tienen una contribución menor. “No todos los ictus son iguales; unos son más graves que otros y dejan unas secuelas -daño cerebral- mucho mayores”, confirma Carlos Molina, jefe de grupo de investigación en ictus del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona. “En función de la extensión y de la localización del infarto (ictus isquémico) o la hemorragia (ictus hemorrágico), quedarán unas secuelas más o menos importantes”. Este es el factor que más incide en el pronóstico de los pacientes.

Rapidez en recibir tratamiento

“Lo primero es que el paciente llegue pronto al hospital”
, señala Mª del Mar Freijo, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Para ello, debe ser capaz de “reconocer los síntomas y saber que tiene que solicitar atención sanitaria inmediata”. Entre los diversos y variables signos que alertan de un accidente cerebrovascular, hay tres especialmente significativos:

- Desviación en la comisura de la boca.
- Asimetría en la movilidad de los miembros.
- Trastorno del lenguaje.


En algunos casos también se puede presentar una cefalea muy intensa, pérdida repentina de la sensibilidad de medio cuerpo o disminución del campo visual, entre otros síntomas.

“El tiempo es cerebro” es el lema que se suele citar cada 29 de octubre, con motivo del Día Mundial del Ictus, para animar a la población a llamar cuanto antes al 112 ante cualquier signo de alarma de un posible ictus. Quienes atienden este servicio plantean varias preguntas básicas: hora de inicio de los síntomas, qué medicación está tomando el paciente y su edad. El objetivo es activar los sistemas prehospitalarios para que el paciente llegue lo antes posible a los servicios de urgencia y se active el denominado código ictus.

Dependiendo de si se trata de un infarto o una hemorragia cerebral, el tratamiento será distinto, pero en todos los casos es fundamental iniciarlo cuanto antes. “En la fase aguda del ictus, cada minuto cuenta”, advierte Molina. “Cada minuto que la arteria cerebral está tapada mueren dos millones de neuronas; y solo tenemos 130 millones”. Se trata, por lo tanto, de una “una carrera contrarreloj para reabrir esta arteria”. En los ictus isquémicos se ha calculado que, cuando se reduce en 30 minutos el tiempo de inicio de la trombectomía mecánica (uno de los tratamientos que se utilizan para abrir la arteria), la probabilidad de buen pronóstico se duplica.

Edad

Queda claro que la extensión del daño cerebral inicial es el factor clave y el único modo de controlarlo es la rapidez de acción terapéutica. Ahora bien, dentro de aquellos pacientes que tienen un volumen similar de infarto cerebral o de hemorragia en esa fase inicial, hay otros factores que contribuyen a una recuperación mejor o peor. El más importante es la edad.

“Las personas jóvenes se recuperan más rápido y de una forma más completa a igual tamaño del infarto cerebral”, apunta Molina. Esto se debe a que existen unos mecanismos de plasticidad neuronal que facilitan que otras áreas del cerebro asuman las funciones de la zona dañada que son “mucho más activos en la gente joven”. A medida que nos hacemos mayores, la neuroplasticidad cerebral se va perdiendo.

Rehabilitación

Otro factor importante es, una vez superada la fase aguda, iniciar la rehabilitación de forma precoz. “Una rehabilitación que sea personalizada, de acuerdo con las necesidades del paciente”, indica Freijo. Según cada caso, deberá incluir terapia física (para volver a tenerse en pie, andar, mantener el equilibrio, evitar caerse…), terapia ocupacional, logopedia, rehabilitación de la disfagia (para poder comer sin atragantarse), etc.

Entorno social y familiar

Una adecuada rehabilitación y, en general, la recuperación más o menos completa depende en buena medida del soporte familiar y social del paciente. En primer lugar, porque para avanzar en el restablecimiento es fundamental contar con una estabilidad emocional y sentirse apoyado. Pero también porque los familiares y amigos pueden ayudar a suplir la falta de autonomía funcional.

En este punto, Molina alude al sentido más amplio de la palabra recuperación. “Tenemos casos de pacientes que, habiendo sido dados de alta y siguiéndolos posteriormente desde el punto de vista clínico, parece que tienen una recuperación casi completa”. Sin embargo, con frecuencia influyen otros elementos, como la depresión o la ansiedad. “Hay una serie de condicionantes neuropsicológicos que hacen que algunas de esas personas no tengan una vida normal porque no logran la reincorporación social y laboral que sería esperable en función de su grado de recuperación”.

En este sentido, el neurólogo subraya que una persona “que vive sola y está deprimida no tendrá la misma capacidad de recuperación funcional o posibilidades que una persona que vive en un entorno familiar o que tiene un soporte familiar importante que facilita, por ejemplo, que pueda ir a las sesiones de rehabilitación”.

Estado físico y de salud previo

El estado previo del paciente también influye en que se recupere mejor o peor. La localización y la extensión del ictus serán siempre determinantes pero, aunque la lesión sea pequeña y se administre tratamiento de forma precoz, si el paciente tenía una discapacidad previa, las probabilidades de mal pronóstico aumentarán.

Finalmente, tal y como subraya Freijo, una vez tratado el ictus, además de una correcta rehabilitación es crucial “la adherencia a las medicaciones pautadas y continuar con un control estrecho de los factores de riesgo vascular, que van a ayudar a no tener otro episodio”.


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