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julio 2023
Una fundación de artrosis certifica geriátricos adaptados para evitar caidas
Fuente:lavanguardia.es - EFE
La Fundación Internacional de Osteoartritis (OAFI) ha lanzado un programa que revisa y certifica que los geriátricos estén bien adaptados para prevenir caídas de ancianos, pues el 60 % de ellas en mayores de 65 años ocurren en el espacio donde viven y solo el 40 % de los afectados se recupera completamente.
En España se estima que hay más de 7 millones de pacientes con artrosis y más de 3 millones con osteoporosis, que en el 75 % de los casos son mujeres.
Son enfermedades que afectan al correcto funcionamiento de las articulaciones y que ponen de manifiesto la necesidad de vivir en espacios adaptados, más aún con el progresivo envejecimiento de la población por el alargamiento de la esperanza de vida.
Según OAFI, en España se producen 792 fracturas osteoporóticas por día y 33 por hora, siendo los hogares, y concretamente el baño, los espacios donde más ocurren.
En 2019 se produjeron 285.000 fracturas por fragilidad en España y se estima que habrá un crecimiento del 30 % hasta 2030, alcanzando las 370.000 fracturas.
"Esto es una epidemia grave y supone un gasto para el sistema sanitario de unos 4.300 millones de euros", ha alertado el presidente de OAFI, Josep Vergés.
Recuperarse de una lesión es más complicado en edades avanzadas, pues el 20 % de los mayores de 80 años que sufre una fractura fallece en el primer año posterior al accidente.
En este contexto, la OAFI, que tiene su sede en Barcelona, ha lanzado el programa OAFI Space, que observa, revisa y certifica espacios en función de su adaptabilidad a la salud articular y de si tiene medidas de prevención de caídas.
La residencia del grupo Ballesol situada en la calle Almogàvers de Barcelona ha sido la primera en obtener esa certificación en grado de adecuación funcional.
El arquitecto del programa OAFI Space, Francesc Camps, ha destacado que las residencias acostumbran a tener buenos niveles de seguridad y que sólo hay que introducir algunos "retoques", pero hay otros espacios, como domicilios privados y hoteles, donde hay margen de mejora.
Algunas de las medidas de prevención de caídas es que las cerraduras de puerta sean poco pesadas y fáciles de abrir y, sobre todo en el baño, que haya plato de ducha y completamente a ras de suelo, para no tener que levantar siquiera un poco el pie para acceder.
España necesita 95.000 camas en residencias según la OMS
Fuente:elperiodico.com
Autor: Gabriel Santamarina
Supondría una inversión de más de 5.700 millones de euros
España tiene uno de los menores porcentajes de camas en residencias por cada 100 ancianos de toda la Unión Europea. Por ello, necesita construir 95.000 camas en residencias de ancianos para cumplir con la ratio recomendada por la OMS
En España hay 9,6 millones de personas con más de 65 años. Las estimaciones apuntan que esta cifra se elevará por encima de los 11,7 millones en el año 2030. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los países tengan cinco camas en residencias de mayores por cada 100 ciudadanos. "El déficit de camas en residencias de ancianos es un fenómeno que engloba a todos los países del sur de Europa. Mientras España tiene una ratio del 4,1% (4,1 camas por cada 100 personas mayores de 65 años), en Italia es del 1,9%", comenta Juan Manuel Pardo, director de 'living' en la firma de consultoría internacional JLL.
Según esta consultora, España necesita construir, en el corto y medio plazo, 95.000 camas en esta clase de inmuebles para hacer frente al crecimiento de la demanda, que supondría una inversión de más de 5.700 millones de euros.
"Las comunidades autónomas que muestran un mayor desequilibrio entre oferta y demanda, con ratios de cobertura por debajo del promedio nacional (entre un 1,9% y un 3,1%) son Andalucía, Comunidad Valenciana, Baleares, Galicia, Murcia, Canarias, Ceuta y Melilla. Por otro lado, la oferta es más amplia en comunidades como Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura, con una tasa superior al 6%", añade el estudio elaborado por JLL.
La inversión se ralentiza
Detrás de la construcción de residencias de mayores están, principalmente, fondos de inversión de capital extranjero y nacional. El 43% de todas las inversiones las han protagonizado compañías españolas, aunque, muchas de ellas, con capital internacional, como es el caso de Adriano Care (gestionado por Azora) y Healthcare Activos (controlada por el fondo soberano de Abu Dabi). También han invertido durante 2022 y 2023 vehículos franceses, australianos, belgas o luxemburgueses.
Durante el primer semestre de 2023, la inversión total fue de 140 millones de euros, incluyendo residencias y activos sociosanitarios, como hospitales. La media anual suele oscilar entre los 300 y 600 millones, aunque 2023 será un año atípico porque la subida de los tipos de interés, que ha paralizado nuevas inversiones a la espera de que se ajusten los precios de los activos. Actualmente, un fondo de inversión puede obtener de media un 5,25% por comprar y alquilar una residencia de ancianos. Esto es un 0,75% más que hace solo un año, con el consecuente impacto sobre el valor del inmueble.
"Proveemos una nueva subida de las rentabilidades exigidas por los inversores una vez se consume la próxima subida de tipos del Banco Central Europeo. Posteriormente, esperamos una comprensión muy rápida de las rentabilidades, una vez se estabilicen las tasas. La maquinaria de los inversores se va a poner en marcha muy rápido y este parón solo agrava el problema de oferta. Todo lo que no se transaccione este año, lo hará en 2024 y 2025", comenta Javier González Garrido, director de 'Healthcare' en JLL.
¿Cuánto cuesta vivir en una residencia en Madrid y Barcelona?
JLL ha incorporado en su último informe un análisis de cuanto cuesta residir en una residencia de ancianos. Según sus cálculos, de media, Madrid es más caro que Barcelona. Una cama en la capital cuesta 2.987 euros al mes. Los precios bajan si se opta por alguna localidad de la periferia: Majadahonda, 2.909 euros; Rivas-Vaciamadrid, 2.654 euros; Alcobendas, 2.724 euros; o Tres Cantos, 2.505 euros al mes. Alojarse en una residencia en la capital catalana cuesta 2.439 euros, un precio inferior al de Cornellá de Llobregat (2.909 euros) o Sant Cugat del Vallès (2.739 euros).
Silicon Valley no quiere mayores: el edadismo en la tecnología
Fuente:lavozdegalicia.es
Autora: Tamara Montero
Uno de cada tres europeos afirma haber sufrido discriminación por su edad, que es especialmente acusada en el ámbito tecnológico: cumplir años se penaliza laboralmente en Silicon Valley y los diseños dejan a un lado a las personas mayores
Cuando se piensa en un gurú tecnológico vienen a la cabeza diversos nombres. Lo que los une a todos es que son jóvenes. El edadismo es la discriminación social más invisible que opera en estos momentos y es especialmente atroz en el mundo de la tecnología. Silicon Valley no quiere personas de cierta edad en las empresas tecnológicas y eso acaba permeando a toda la sociedad.
Según la OMS, a escala mundial, una de cada dos personas discrimina a los mayores por su edad y, en Europa, una de cada tres personas reconoce haber sufrido edadismo. Las consecuencias, principalmente para las personas mayores, son graves para la salud, el bienestar y los derechos. Se asocia a una menor esperanza de vida, una salud física y mental más deficiente, una recuperación más lenta de la discapacidad, un mayor deterioro cognitivo y mayor aislamiento social.
«Ser joven es relevante en una industria que se dirige hacia jóvenes y que nutre una cultura juvenil», explica Mireia Fernández-Ardèvol, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación, investigadora del instituto IN3 de la UOC y autora de un libro sobre el edadismo en el ámbito de la tecnología junto a Andrea Rosales y Jakob Svensson que lleva por título Digital Ageism. How it Operates and Approaches to Tackling it en el que colaboran una treintena de personas expertas.
Que lo digital es juvenil empezó a estar claro cuando los móviles se convirtieron en un producto de consumo popular. La tecnología móvil, al principio reservada a los grandes ejecutivos «explota es cuando llega a los adolescentes». El vínculo entre juventud y tecnología se nutre no solo de la juventud de los emprendedores de Silicon Valley (solo hay que pensar en Mark Zuckerberg o en Steve Jobs) sino que también se alimenta de que las personas jóvenes han sido las que más han innovado en el sector digital.
Con esos valores tan arraigados, la gente mayor queda olvidada. El grito de Carlos San Juan, que decía que es mayor, no idiota, fue un baño de realidad: la sociedad digital estaba excluyendo a un importante sector de la población, incapaz ya, por ejemplo, de operar con el banco.
Silicon Valley está impregnado también de ese estereotipo que entrelazada la creatividad, el compromiso con el trabajo y la innovación con la edad. Ocurren cosas como que cuando los trabajadores (también hombres) tienen hijos, se considera que dejarán de estar tan comprometidos con el proyecto. Que a partir de los 40 años ya no es posible ser tan buen programador, que te vuelves menos ágil y creativo.
No se aleja mucho de las condiciones del resto de mercados laborales, incluyendo el español, en los que cualquier persona mayor de 45 años es carne de paro de larga duración. «Esos valores también están en el mercado laboral. La diferencia es que en Silicon Valley se da antes y está mucho más marcado».
Lo que ocurre también en la meca de las tecnológicas es que se cuida mucho que el empleado se vincule mucho con la empresa. Se pueden hacer actividades de ocio, hay zonas de descanso muy atractivas, hay una serie de beneficios... Todo lleva a pasarse allí el día, a que la vida social se haga en relación con el ámbito laboral. A que el el trabajo y la vida estén completamente mezclados y que se penalice el hecho de empezar a tener una vida fuera.
«Eso hace que el ritmo y la forma de ser de esas empresas sea una cultura adulta joven, donde no pasa nada porque salgas de tu casa a primera hora de la mañana y vuelvas a las tantas de la noche», explica la investigadora de la Universitat Oberta de Catalunya.
De nuevo, Mireia Fernández-Ardevol resalta que lo que pasa en Silicon Valley no dista tanto del mercado laboral español, en el que los más jóvenes, al incorporarse, lo dan todo y cuando llegan a cierta edad se han saturado o se dan cuenta de que es necesario equilibrar y empiezan a poner límites.
¿Cuánto hay de verdad en esa creencia de que las personas mayores y la tecnología son incompatibles? No es verdad. No son incompatibles. «En nuestros estudios, vemos que no es la edad lo que lo explica». Es el mismo mecanismo que el del género: hay más hombres en estudios vinculados con la tecnología y más mujeres en estudios vinculados con cuidar de la gente. «Esto no viene dado por el sexo. Es la construcción cultural que dice que las niñas cuidan y que los niños pueden no cuidar».
A la edad se asocian otros estereotipos, una especie de profecía autocumplida que viene a decir que las personas mayores no pueden manejarse con lo digital, cuando no es cierto. «A mí hubo un tiempo en que las personas mayores me enseñaban cosas sobre WhatsApp», reconoce la investigadora. Porque tenían tiempo para explorar y para innovar: Porque les interesaba.
El peligro es que el edadismo en la tecnología se retroalimenta. Como no hay personas mayores en los equipos que diseñan las plataformas, los dispositivos y las aplicaciones, estas no tienen en cuenta la perspectiva de este colectivo, perpetuando la discriminación y el sesgo. Solo hay que ver la dificultad que entraña para mucha gente mayor operar con la banca online o descargar sus informes médicos.
«La banca online nunca se diseñó pensando en usuarios y usuarios con pocas competencias digitales», más bien al contrario: se orientaba a aquella clientela con elevadas competencias que reclamaba no tener que ir a la oficina. Pero llegó la pandemia y de pronto, la única vía era la digital. Y era una vía que discriminaba a la gente mayor.
«No se incorpora a las personas mayores en el codiseño de productos y es muy difícil incorporarlas a veces en estudios de mercado», porque se trata de un target caro. «No vas a ir a preguntar a esa gente porque te sale muy caro porque es un público difícil. Hay mucho estereotipo que lo único que hace es reforzar esa exclusión», afirma Mireia Fernández- Ardevol.
El edadismo se sustenta en que las únicas personas relevantes para el sistema son las que tienen capacidad de producir. Y llegada cierta edad, la de la jubilación, se pasa a los márgenes. Lo mismo ocurre con quienes todavía no han entrado en la edad de convertirse productivos para el sistema. Pero ahí sí hay una diferencia: a la infancia y adolescencia sí se las ha dotado de las competencias digitales a través del sistema educativo.
Internet es una tecnología de finalidades múltiples y «se conceptualiza como un una infraestructura que tiene que ver con la productividad». Y si tiene que ver con lo productivo tiene que ver con lo educativo. En su momento, hubo preocupación por cerrar la brecha digital, por que hubiese acceso a Internet en las escuelas. En algún momento van a ser productivos.
Ahora mismo, la mayor brecha digital es por edad y hasta los 55 años, el 98 % de la población española está conectada a Internet. ¿Se puede reconducir? Sí: sensibilización, diseño universal y formación. Usar WhatsApp es sencillo. La banca online o la salud digital, más sofisticado. Por eso es fundamental la formación. Pero la formación tiene que ser la adecuada, la que se adapte a las necesidades de cada persona.
Es fundamental entender que todas las personas usan las tecnologías porque les son útiles en algún aspecto de su vida. Los datos del INE muestran que en los años 2020 y 2021 algunos usos digitales se incrementaron de forma importante «y algunos ya están cayendo porque ya no tienen sentido porque ya no hay confinamientos».
Otros, como pedir cita en el médico o operar con el banco, se han vuelto básicos en la sociedad actual. «De todas maneras, cuando se trata de ese tipo de servicios públicos hay que tener en cuenta que hay que poner paralelos telefónicos o presenciales, porque eso es un derecho de ciudadanía», recuerda la investigadora.
Cáncer de colon: los avances más punteros con mejores resultados en su tratamiento
Fuente:diariodesevilla.es
El cáncer de colon es uno de los tipos de cáncer más comunes en todo el mundo, ocupando la tercera posición como el tipo de cáncer más diagnosticado a nivel mundial, sin incluir los cánceres de piel. Además, se trata de la segunda causa más frecuente de cáncer detrás del cáncer de pulmón en hombres, y de mama en mujeres. Según el Instituto Nacional de Estadística, este tipo de cáncer es responsable de un gran número de muertes en nuestro país, siendo el segundo cáncer con más fallecimientos.
Además, estudios recientes indican que aunque el cáncer de colon es más común en las personas mayores, específicamente entre los 70 y 71 años, cada vez se están detectando más casos en el rango de edad de 20 a 49 años. Hoy, en su día mundial, es importante destacar que la investigación avanza también hacia nuevas y prometedoras fronteras en su tratamiento. De hecho, algunos fármacos experimentales como Dostarlimab, una terapia monoclonal, han conseguido ser efectivos en cáncer rectal localmente avanzado con deficiencia de reparación de desajustes, logrando una respuesta clínica completa en los pacientes.
Asimismo, distintas investigaciones están evaluando si diferentes tipos de dietas, suplementos alimenticios o fármacos tienen la capacidad de disminuir la probabilidad de una persona de desarrollar cáncer colorrectal. Por ejemplo, varios estudios han demostrado que la aspirina y otros analgésicos similares podrían reducir el riesgo de padecer esta enfermedad, aunque en algunos casos pueden generar efectos secundarios graves. Más allá de esto, existen otros avances en materia de tratamiento que podrían ser efectivos, incluso, como terapias contra otros tipos de cáncer. ¿Cuáles son los avances más novedosos en este campo? Te los contamos.
Últimos avances en tratamiento de cáncer de colon
Las áreas de investigación y aplicación clínica más punteras en la actualidad son:
1. Inmunoterapia: La terapia de inmunoterapia ha sido aprobada recientemente por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.) para el tratamiento del cáncer de colon metastásico llamado IMS-A, con un nivel elevado de microsatélites. A esta clase de medicamentos se les denomina inhibidores de puntos de control que actúan en la forma en que las células cancerosas evaden el sistema inmunológico. Sin embargo, se están llevando a cabo ensayos clínicos para determinar si estos inhibidores de puntos de control pueden ser útiles en tumores colorrectales que no son IMS-A cuando se combinan con otros fármacos o tratamientos dirigidos al cáncer.
2. Avances en la detección temprana: La detección temprana del cáncer de colon es crucial para mejorar las tasas de supervivencia. La prueba de ADN en heces, también conocida como prueba de detección del cáncer de colon con ADN en heces, es una nueva herramienta de detección que puede detectar signos tempranos de cáncer de colon.
3. Biopsia líquida: Este tipo de prueba detecta restos tumorales y mejorar la administración de quimioterapia adyuvante después de la cirugía.
4. Avances en la cirugía: Los avances en la cirugía mínimamente invasiva, como la laparoscopia y la cirugía robótica, pueden reducir el tiempo de recuperación y mejorar los resultados para pacientes con cáncer de colon.
5. Nuevos tratamientos: Se están investigando nuevos tratamientos para el cáncer de colon, incluyendo terapias dirigidas específicamente a las células cancerosas y terapias de combinación que pueden mejorar la efectividad del tratamiento con quimioterapia. Los tumores necesitan nuevos vasos sanguíneos para obtener nutrientes y el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) es una proteína que ayuda en este proceso de angiogénesis. Para tratar ciertos cánceres de colon o recto, se pueden utilizar fármacos que inhiben la acción del VEGF. Algunos de estos fármacos incluyen bevacizumab (Avastin), ramucirumab (Cyramza) y ziv-aflibercept (Zaltrap).
6. Investigación genética: La investigación genética está ayudando a identificar genes y mutaciones específicas que aumentan el riesgo de cáncer de colon. Esto puede permitir la identificación temprana y el tratamiento preventivo para personas con un mayor riesgo. La técnica de la biopsia líquida sanguínea es innovadora y proporcionará a los médicos información valiosa para seleccionar los tratamientos más adecuados para ciertos pacientes con cáncer.
Un 10 % de pacientes que tienen síntomas de alzhéimer por debajo de los 60 años
Fuente:lavozdegalicia.es
Autora: Uxía Rodríguez
Raquel Sánchez del Valle Díaz, Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN, analiza los últimos avances en el diagnóstico y el tratamiento del alzhéimer
La doctora Raquel Sánchez del Valle, natural de Lugo, es, desde este enero, la nueva Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Además, es la Jefa de Servicio de Neurología del Hospital Clínic de Barcelona, líder del Grupo de Investigación sobre Enfermedad de Alzheimer y otros trastornos cognitivos y coordinadora clínica del Banco de Tejidos Neurológicos del Hospital Clínico-IDIBAPS.
Desde que se licenció en Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, el alzhéimer y otros trastornos cognitivos han centrado su actividad y sus investigaciones.
—Hace 116 años se descubrió el primer caso de alzhéimer. ¿Qué sabemos a día de hoy sobre esta enfermedad?
—El primer caso lo descubrió el doctor Alois Alzheimer y por eso lleva ese nombre. Esto fue a principios del siglo XX. Lo descubrió en una mujer joven. Identificó unos cambios en el cerebro, sobre todo, la pérdida de neuronas y unos acúmulos de unas proteínas que más tarde se supo que eran la beta amiloide, que provoca unos depósitos extracelulares, y la proteína tau, que provoca unos acúmulos dentro de la neurona. Estas dos siguen siendo las proteínas que conocemos asociadas al alzhéimer.
A lo largo de los primeros años del siglo XX, hubo bastante negligencia con respecto a la enfermedad, porque pensábamos que, con el envejecimiento, era normal que se perdieran capacidades. Fue a partir de los años 70 cuando se empezó a ver que el envejecimiento no conllevaba obligatoriamente una pérdida de capacidades y que los pacientes que las perdían, lo que tenían era una enfermedad de Alzhéimer tal como la había descrito el doctor a principios de siglo. Ahí coge fuerza la investigación, a partir de los años 70 u 80.
Un avance importante es que se describen esas proteínas, que se habían visto en el microscopio como acúmulos pero no se sabía bien qué eran. Y poco después, en los años 90, se descubren genes que, cuando presentan mutaciones, provocan una enfermedad de alzhéimer precoz. Son casos hereditarios muy poco frecuentes, pero refuerzan la hipótesis amiloide, que es la teoría de que las alteraciones genéticas provocan el aumento de amiloides y esto causa la enfermedad de alzhéimer en personas muy jóvenes. En los años 90 se formula esta hipótesis, que todavía sigue vigente y, aunque hay gente que no está de acuerdo, sigue siendo la hipótesis predominante. A principios de los 2000, los médicos hacíamos un diagnóstico casi de exclusión.
Era un diagnóstico de alzhéimer porque no tenías otras enfermedades, pero lo notabas en la clínica. Esto hacía que los enfermos se diagnosticasen tarde, y que incluso en las mejores clínicas, hubiera hasta un 30 % de error diagnóstico, porque se trabajaba con datos clínicos y no teníamos marcadores. En el 2011 se empiezan a desarrollar una serie de marcadores, de forma que estos cambios que se ven en el cerebro los podíamos detectar en el sujeto vivo. Esto ha cambiado mucho el diagnóstico, porque puedes confirmar que la persona tenga alzhéimer con un alto grado de probabilidad y en vida.
Primero, empezamos con estudios del líquido cefalorraquídeo, que requiere una punción lumbar. Posteriormente aparecieron unos escáneres, tomografías con emisión de positrones, con marcadores específicos que pueden detectar la proteína amiloide y, más recientemente, también la proteína tau. Ahora estamos estudiando la posibilidad de tener marcadores en sangre, que es algo que todavía está en investigación, pero pronto podríamos ver implementación clínica. Estas mismas proteínas que ahora mismo requieren una punción lumbar o una técnica sofisticada de medicina nuclear para detectarlas, ahora podremos empezar a identificarlas en sangre. Esto permitirá diagnosticar mejor y mucho más precozmente a los pacientes con alzhéimer.
—¿Y en cuanto a tratamientos?
—Desde el punto de vista terapéutico, los primeros fármacos salieron a finales de los 90 y son los que se mantienen hasta ahora. Son fármacos que actúan al final de todo. Cuando las proteínas amiloide y tau producen una neurodegeneración, las neuronas que se mueren no producen una sustancia que es la acetilcolina, y esto hace que los pacientes tengan más problemas de atención y de memoria. Entonces, las medicaciones que estamos utilizando desde finales de los 90 intentan aumentar los niveles de acetilcolina, pero no actúan sobre ninguna de las causas de la enfermedad.
Ahora, lo que está empezando a salir son fármacos que eliminan esta proteína amiloide. Son mejores, porque son capaces de eliminar esta proteína, que se considera que es un fenómeno bastante inicial en la enfermedad. Para que una persona desarrolle alzhéimer, tiene que haber estado durante veinte años de su vida acumulando esta proteína antes de empezar con los síntomas y con estos fármacos se ha comprobado que se puede eliminar. Lo que está en discusión es cuál es el efecto clínico de eliminar esta proteína amiloide en pacientes que ya tienen síntomas.
Un fármaco ha sido recientemente aprobado por la FDA (la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) por vía de aprobación acelerada, lo que significa que ha demostrado que elimina esta proteína amiloide y que eliminarla tiene un efecto clínico. La aprobación acelerada de la FDA se basa en los datos del efecto biológico, es decir que elimina el amiloide, y entonces puedes prescribir los fármacos en Estados Unidos, pero la farmacéutica tiene que publicar información de eficacia clínica. Esta es una aprobación provisional. Con los datos que se vayan publicando se podrá llegar a la aprobación definitiva.
—Se ha hablado mucho sobre ese fármaco, lecanemab, pero hay muchas reticencias. ¿Es una noticia esperanzadora?, ¿por qué hay tantas reticencias?
—El fármaco indudablemente demuestra que consigue eliminar la amiloide. En el caso de las enfermedades neurodegenerativas, no hablamos nunca de mejorar. Pero lo que ha demostrado este fármaco es que, además de eliminar la amiloide, los pacientes tratados durante 18 meses empeoraron menos que los pacientes que no recibieron el tratamiento.
Los que fueron tratados declinaron un 27 % menos que los que no recibían tratamiento. Algunos investigadores consideran que esto no es un efecto suficientemente grande. Para otros, por ejemplo, para las asociaciones de pacientes, es clínicamente relevante. Pero no hay un consenso respecto de lo que es clínicamente relevante en la enfermedad de Alzhéimer. Aparte de todo esto, hay unos efectos secundarios.
En los ensayos clínicos, no parece que haya unos efectos secundarios graves,pero es verdad que a posteriori puede haber efectos por la interacción con otros fármacos que se utilizan, como los antitrombóticos, que, con la interacción, pueden provocar hemorragias. Incluso mortales. Posiblemente, los pacientes no deberían tomar estos fármacos al mismo tiempo.
Esto sería algo que tendríamos que clarificar. Por otra parte, tampoco sabemos la eficacia a largo plazo del tratamiento y por cuánto tiempo tendrían que recibirlo. Hay otra cosa de la que no somos conscientes: es un fármaco intravenoso y se necesita una dosis cada quince días, durante varios meses.
Además, es para pacientes en fases muy iniciales que tienen la confirmación biológica de la enfermedad de Alzhéimer. Esto hace que, independientemente de la discusión sobre el fármaco en sí, sobre su precio —unos 26.000 dólares más o menos—, realmente tiene que haber una adaptación del sistema sanitario en la mayor parte de centros para poder ofrecer este tratamiento. No todos los pacientes se podrán beneficiar, porque se requieren unas pruebas que no todos los centros tienen disponibles, aunque, por suerte, son cada vez más.
—¿Cómo estaría la situación en España con respecto a este fármaco?
—En España estamos en una buena situación. Si hablamos porcentualmente, seguramente un mayor porcentaje de pacientes españoles se puedan beneficiar de estos tratamientos precoces en comparación con otros países, pero aún así, hay muchos pacientes que no pueden acceder al diagnóstico precoz y certero. Creo que este fármaco es una buena noticia.
Tiene un efecto clínico, pero hay incertezas sobre su utilización a largo plazo y su seguridad en la vida real que habremos de conocer a medida que se utilice. Y después, hay una serie de dificultades para su implementación en la práctica clínica.
Desde el grupo de estudio de la Sociedad de Neurología creemos que este fármaco, posiblemente, no sea el definitivo, por estas complicaciones derivadas del uso intravenoso cada quince días. No creemos que a largo plazo pueda ser aplicable al alzhéimer, que es una enfermedad frecuente. Hemos visto en otros campos, como la esclerosis múltiple o el ictus, que hay un primer fármaco que, a lo mejor, es más discutido, pero que abre la puerta a mayor evidencia y al desarrollo de nuevos tratamientos.
Aun así, esto se aplica en Estados Unidos. Ahora, la compañía va a enviar la documentación a la Agencia Europea del Medicamento, posiblemente en los próximos meses. Pero la agencia tiene un período de alrededor de un año para responder. La EMA no acepta la aprobación acelerada de la FDA, sino que va a revisar los datos de eficacia clínica y de seguridad. Veremos si acepta esos datos, si pide otros más. Pero aun cuando diga que sí, después tendría que pasar a la agencia española.
—Volviendo a los marcadores en la sangre, que pueden cambiar el panorama del alzhéimer y permitirán hacer un diagnóstico más rápido y precoz. ¿Cuándo llegarán estos análisis de sangre a la mayoría de las personas?
—También estamos hablando aquí del tema regulatorio. La evidencia ya empieza a existir. Nosotros publicamos hace poco un estudio y hay estudios internacionales. Pero tiene que estar aprobado por la Unión Europea el uso diagnóstico de estos marcadores, entonces, en un plazo de uno o dos años se tomará una decisión. Puede servir para confirmar el diagnóstico sin necesidad de pruebas más invasivas y más caras.
—¿Qué son los biomarcadores y qué aportan en este diagnóstico?
—Cuando los médicos hacemos el diagnóstico basándonos en los síntomas del paciente, incluso en centros buenos, o esperas mucho hasta que el paciente tenga síntomas avanzados, o es más fácil equivocarse al principio de los síntomas. Si antes querías hacer un diagnóstico en fases iniciales, prácticamente en un 30 % de los casos había un error, porque hay muchos pacientes con problemas de memoria y no es fácil saber si se debe al alzhéimer o no sin hacer pruebas diagnósticas. Evidentemente, ninguna prueba diagnóstica da un 100 % de seguridad, pero del 30 % de error pasas a menos de un 5 %. Puedes hacer estas pruebas en pacientes que tienen una vida más o menos normal, pero que presentan problemas de memoria. Y ya puedes saber si estos problemas, aunque no haya todavía una demencia, son el inicio de una enfermedad de alzhéimer o se debe a otros procesos.
—¿Qué hace a una persona más propensa a tener alzhéimer?
—Hay unos marcadores de riesgo general. Cuanto mayor seas, más riesgo tienes de enfermedad de alzhéimer. El sexo femenino también tiene mayor riesgo, no sabemos por qué, pero la proporción es un 60-40. Esos factores no son modificables, pero hay otros que sí lo son. Por ejemplo, sabemos que la gente que ha tenido un mayor nivel de educación tiene cierta resistencia a la enfermedad de alzhéimer y, en ellos, esta se manifiesta un poco más tarde.
La hipertensión, el tabaco, el sedentarismo, la obesidad, los trastornos del ánimo, la depresión y los traumatismos craneoencefálicos son factores que aumentan el riesgo de alzhéimer.
Hay factores genéticos que podrían predisponer a las personas a sufrirla.
Y tenemos los marcadores de los que hablábamos antes. La proteína amiloide se va acumulando durante 20 años antes de tener los síntomas. Sabemos que podríamos detectar estas proteínas en su cerebro antes de los síntomas, pero no se está haciendo en la clínica, puesto que no tenemos tratamientos para esa fase precoz. Pero en un futuro es posible que esto cambie y podamos hacer una medicina de prevención especializada. Si tuviéramos tratamiento, podríamos hacer este tipo de medicina personalizada de precisión.
—¿Se puede hacer algo para prevenir tener alzhéimer en el futuro?
—Para prevenir al 100 % no, pero sí para bajar nuestras papeletas para tenerlo. Hay varias cosas. Una es que todo lo que decimos que es bueno para el corazón, es decir, la dieta mediterránea, hacer ejercicio físico, regular el azúcar y el colesterol, moderar el consumo de alcohol, dejar de fumar, todo esto es bueno también para el cerebro. Y para el cerebro es bastante importante mantenerse activo física, mental y socialmente. Las tres cosas. Tener tareas que te motiven cognitivamente, para hacer gimnasia cerebral, y también social. Sabemos que el aislamiento social es un factor de riesgo para el alzhéimer. Entonces, la interacción social ayuda a proteger al cerebro.
—¿Cuál es la importancia del diagnóstico precoz y cuáles son los síntomas de alarma que deberíamos tener en cuenta?
—En el diagnóstico precoz, hay dos partes. La parte médica es diagnosticar precozmente para administrar medicamentos de forma precoz. Pero otra parte es propia de la enfermedad. Es una enfermedad que hace que los pacientes pierdan la capacidad de decisión y, a nivel cognitivo, impide que la persona planifique su vida. Si vamos a hacer diagnósticos certeros y precoces, el paciente podrá tomar decisiones sobre su enfermedad. No serán otras personas las que lo hagan. Esas son algunas ventajas del diagnóstico precoz.
Los síntomas de alarma, evidentemente, en la mayor parte de los pacientes, se presentan como problemas de memoria. No problemas de memoria puntuales. A veces, la persona se olvida de algo muy importante, pero de manera puntual. Esto no tiene significado. Tiene que ser un problema de memoria persistente, continuo. Y no es día sí, día no, sino que es cada día olvidarse de más cosas, a veces cosas banales y a veces, importantes, pero son olvidos persistentes en el tiempo e, incluso, progresivos. Luego, alteraciones cognitivas, sobre todo persistentes, bien sea en la capacidad de planificación, bien sea en el lenguaje. Todos estos son síntomas de alarma.
—¿Veremos un incremento en los casos debido al aumento en la esperanza de vida?
—Hay dos cosas. Los casos totales, lo que llamamos prevalencia, está aumentando debido a ese aumento en la esperanza de vida. Lo que vemos es que la incidencia ajustada por edad, es decir, el número de casos nuevos a los 60 o a los 70 años en los países desarrollados está bajando. Se cree que es por la mayor calidad de vida, calidad sanitaria, control de los factores de riesgo vascular, aumento de los niveles de educación. Todo esto hace que esté disminuyendo la incidencia ajustada por edad en los países de alto nivel económico. Pero, como la edad es el principal factor de riesgo, el envejecimiento mundial de la población hace que el total de casos aumente. Hay menos casos nuevos al año en España en pacientes de 70 años, pero como hay más personas con esa edad, el número total es mayor.
—¿Cree que veremos la cura para el alzhéimer?
—Yo creo que la cura es difícil de pensar. En las enfermedades neurodegenerativas, estamos en un momento en el que hay bastantes nuevas vías terapéuticas. Pronto pasaremos a tener fármacos que pueden modificar la neurodegeneración. Estos primeros fármacos tendrán un efecto modesto y a partir de ahí, seguiremos buscando. Es difícil pensar que pasaremos de no tener ningún tratamiento a tener tratamiento curativo. Lo que nos dice la historia es que es más gradual. Comenzamos con un fármaco que, aunque no sea muy eficaz, nos permite hacer algo y, a partir de ahí, mejoraremos.
—Se espera un ralentizamiento del avance, más que la cura...
—Sí.Son fármacos que logran que el avance de la enfermedad sea más lentoLo principal es ganar tiempo para los pacientes. Esa es la idea para los próximos años.
—¿Hay algo que tengamos que saber sobre el alzhéimer?
—Ahora mismo, cuando se diagnostica precozmente, el alzhéimer es una enfermedad que permite tener mucha calidad de vida. Y no es exclusivamente una enfermedad de personas mayores. Yo me dedico mucho a la demencia que tiene un inicio muy precoz, en pacientes jóvenes, con trastornos genéticos. Son pacientes que empiezan a los 20, 30, 40 o 50 años. Es un 10 % de los pacientes, pero existe. Entonces, hay que saber que el alzhéimer es una enfermedad no solamente de la edad. Hay un 10 % de los pacientes que tienen síntomas por debajo de los 60 años.
—En estos jóvenes, ¿qué es lo que pasa para que se desencadene tan pronto?
—Son pacientes que tienen una mutación en los genes que producen demasiado amiloide, desde el nacimiento prácticamente, y hace que los síntomas aparezcan muy precozmente. Son casos familiares, que se heredan de padres a hijos, por estas alteraciones genéticas. Estos pacientes ahora se diagnostican mejor. Antes no se pensaba que pacientes tan jóvenes pudiesen tener alzhéimer.
Radiografía de los cuidadores
Fuente:theconversation.com
Autor: Juan I. Pagola Carte
Una de las lecciones que nos enseñó la pandemia fue la oportunidad de hacernos conscientes de nuestra vulnerabilidad e interdependencia. Por ello se hizo visible la trascendencia de las actividades profesionales –y no profesionales– que tienen que ver con los cuidados en nuestras sociedades y que actúan como base de nuestro Estado de bienestar.
Entre otras, se pusieron en valor las profesiones sociosanitarias y aquellas que se dedican al acompañamiento de las personas. Un antecedente de apoyo social, si queremos más materialista, se había producido en la crisis económica de 2008, en la que millones de personas pudieron sobrevivir de forma digna gracias a la protección (vivienda, alimentación, recursos…) que recibieron de los circuitos de intimidad.
La ayuda intergeneracional y familiar (abuelos, padres, hijos, nietos, hermanos, amigos…) en esos escenarios de convivencia palió la situación de muchas personas desahuciadas, paradas o en situación de pobreza.
Los que cuidan y los que son cuidados
En una relación de ayuda existen dos actores principales: los sujetos, familias, colectivos o comunidades que tienen todos los derechos a recibir cuidados, y las personas prestadoras de esos cuidados.
Durante mucho tiempo las tareas de los cuidados han permanecido demasiado ocultas, han sido realizadas en su mayoría por mujeres, y generalmente sin remuneración alguna. Han sido actividades circunscritas al terreno de lo privado, muy condicionadas al parentesco y la amistad, casi siempre en el ámbito del hogar. El arrinconamiento de los cuidados al círculo más íntimo ha diluido su importancia y ha propiciado una cierta miopía respecto a la responsabilidad de la sociedad en esta materia.
Sin embargo, este sector ha ido profesionalizándose, aunque de forma lenta y precaria. Según el Barómetro del Observatorio Vasco del Tercer Sector en 2021, solo un 56,5 % de las organizaciones sociales cuenta con personas remuneradas en sus equipos y solamente en el 14,4 % de dichas entidades el personal remunerado es mayoría.
Falta de derechos económicos y sociales
La radiografía de las personas que realizan cuidados evidencia estos datos. Se trata de un colectivo con escaso reconocimiento social, que a su vez esconde las condiciones de falta de derechos económicos y sociales en las que viven. Es una actividad muy feminizada, precaria, con gran carga de trabajo y mayoritariamente enmarcada en la economía sumergida. Además, casi siempre son tareas realizadas por personas migrantes, mujeres de clases populares o de bajo nivel formativo.
Vivimos en sociedades cuyos individuos siguen columpiándose en el binomio rígido y encorsetado del ocio-negocio. Sociedades centradas en producir, consumir y entretenerse con lo material. Sociedades que buscan su desarrollo, crecimiento y progreso en un círculo vicioso que gira en su rueda de hámster sin mirar a su alrededor. Sociedades que ven borroso –o no ven– cuando miran lo que les rodea. Personas cuya empatía para compartir el sufrimiento con el otro está poco afinada, aunque solo sea por el mero hecho de anticipar su propio futuro en el que, sin duda, requerirán de marcos de convivencia colectivos en los que recibir cuidados.
La realidad exige un nuevo enfoque, una nueva lente desde la que mirarla. El actual escenario nos está mostrando que nuestras sociedades envejecen. El Informe de Proyecciones de Población del Instituto Nacional de Estadística señala que en 2050 más del 30 % de la población española será mayor de 65 años. Pero hay otros colectivos que también requieren de ayuda: personas con diversidad funcional, con enfermedad mental, con algún tipo de patología o de necesidad económica, migrantes…
La necesidad de humanizar las relaciones
En este contexto de crisis económica, política y social, cada vez se hace más necesaria una convivencia basada en nuevos valores (acogimiento, solidaridad, acompañamiento, refugio…) que permitan humanizar nuestras relaciones y no convertirlas en una mera transacción de servicios. Pero, como recalca la red del tercer sector en Euskadi Sareen Sarea en su informe de 2021, a la vez resulta clave un sistema de servicios sociales, de responsabilidad pública e iniciativa compartida que sepa institucionalizar y profesionalizar de forma justa las actividades de los cuidados desde el rigor, los derechos y el tratamiento digno, tanto a la persona que debe ser cuidada como a su cuidadora.
Para que se cumpla este deseo, el compromiso debe ser triple:
De las instituciones, dedicando recursos y ampliando su cartera de servicios y subvenciones para garantizar una atención integral, suficiente y de calidad.
De las empresas, propiciando la conciliación familiar de sus empleados o formulando más propuestas en las que los beneficios refuercen el vínculo con su comunidad y entorno.
De la ciudadanía, adquiriendo un mayor compromiso comunitario desde la gratuidad y la solidaridad.
De no ser así, como señala la Estrategia Estatal de Cuidados del Ministerio de Igualdad, el sector de los cuidados continuará sosteniendo de forma precaria en una sociedad que se tambalea ante las deficiencias estructurales del sistema.
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